Por medio del presente yo os llamo, hermanos. Si bien la potestad imperial nos ha exiliado a los últimos confines del mundo, donde estamos esparcidos y abandonados a nuestra propia suerte. Mas, ni la misma Roma ha logrado una estabilidad como de la que nosotros podemos jactarnos.
¡Sí! Es verdad, nos han llamado bestias y objetos, pero es porque ellos no conocen la perfecta conjugación entre la naturaleza y el progreso humano responsable. En el documento no caben declaraciones ni mandatos como lo han hecho los Romanum y los Germani, que, los primeros sometiéndose ciegamente a voluntades ajenas y superiores y los otros creyendo que de esta forma lograrían la consagración de su independencia y su libertad, ambas pretensiones funestas de un derecho estrictamente escrito que no responde a las variables necesidades y vicisitudes de la vida en sociedad. Es por estas razones que los Foráneos no daremos código alguno para regirnos a nosotros mismos ni a nuestros hijos.
La justicia está ya impresa en la mentalidad comunitaria, por lo que esta está en manos de la misma, basándose en las costumbres, la buena convivencia y que no sea contrario al infinito amor de Gea. Para llegar a una concepción igualitaria para alcanzar los fines como sociedad, se exhorta que se tenga en consideración:
Que la Diosa Gea en su infinita maternidad y sabiduría requiere que exista convivencia entre la naturaleza y el progreso de la comunidad.
Que la guerra es una herida en la tersa piel de Gea, por lo que las disputas entre Romanum y Germani no son incumbencia de los Foráneos, pero estos últimos se consideran un poco más benignos que los Romanum, pero aún así se pide que se miren con recelo.
Teniendo en cuenta estos dos puntos, que no son una prescripción del Derecho estricto como el Ius Gentium y el Corpus Iuris Civilis, sino que una simple sugerencia para no caer en excesos ni en el sufrimiento de la población.
¡Sí! Es verdad, nos han llamado bestias y objetos, pero es porque ellos no conocen la perfecta conjugación entre la naturaleza y el progreso humano responsable. En el documento no caben declaraciones ni mandatos como lo han hecho los Romanum y los Germani, que, los primeros sometiéndose ciegamente a voluntades ajenas y superiores y los otros creyendo que de esta forma lograrían la consagración de su independencia y su libertad, ambas pretensiones funestas de un derecho estrictamente escrito que no responde a las variables necesidades y vicisitudes de la vida en sociedad. Es por estas razones que los Foráneos no daremos código alguno para regirnos a nosotros mismos ni a nuestros hijos.
La justicia está ya impresa en la mentalidad comunitaria, por lo que esta está en manos de la misma, basándose en las costumbres, la buena convivencia y que no sea contrario al infinito amor de Gea. Para llegar a una concepción igualitaria para alcanzar los fines como sociedad, se exhorta que se tenga en consideración:
Que la Diosa Gea en su infinita maternidad y sabiduría requiere que exista convivencia entre la naturaleza y el progreso de la comunidad.
Que la guerra es una herida en la tersa piel de Gea, por lo que las disputas entre Romanum y Germani no son incumbencia de los Foráneos, pero estos últimos se consideran un poco más benignos que los Romanum, pero aún así se pide que se miren con recelo.
Teniendo en cuenta estos dos puntos, que no son una prescripción del Derecho estricto como el Ius Gentium y el Corpus Iuris Civilis, sino que una simple sugerencia para no caer en excesos ni en el sufrimiento de la población.